Delicadas en su aspecto con su larguísima cola en forma de tijera. Aunque su carácter lejos está de ser delicado, resulta que andan de a tres y son bravas con otras especies, incluso con aves de mayor tamaño como caranchos y chimangos, a los que persiguen y atacan con insistencia (¡corajudas!). No son tan simpáticas al final de cuentas, más allá de su belleza.
Su vuelo, realzado por la larga cola que mueven con gracia, es sostenido, sereno y muy elegante.
Se posan en sitios visibles como alambrados, líneas eléctricas, ramas o cardos, desde donde observan a los insectos y salen a capturarlos.
Más allá de no ser tan agradables para otros pájaros, son aves que me encantan simplemente por su exótica cola. Me gusta observarlas volando, y también paradas en los alambrados, elegantes y distinguidas.